Los gatos domésticos son cada vez más sociales pero, aún así, siguen comportándose de forma muy autónoma con respecto a los humanos con los que conviven, al contrario de lo que sucede con los perros, fieles compañeros desde siempre. ¿Por qué motivo sucede esto?
Un equipo de expertos en veterinaria conductual de la Escuela de Ciencias de la Vida de la Universidad de Lincoln (Reino Unido) ha realizado un estudio cuya conclusión determina que la relación entre los seres humanos y los felinos en cuanto a términos de protección y seguridad, difiere entre lo que sienten los perros y los gatos. Así, mientras que los perros perciben a sus dueños como parte de un entorno en el que sentirse seguros, los gatos, al contrario, no sienten este refugio protector, causa por la que son mucho más independientes. A un gato puede satisfacerle interactuar con su dueño pero no depende de él para sentirse seguro en el entorno que sea, lo que concuerca con el carácter independiente y solitario de esta especie.
Los resultados revelaron que “a pesar de que nuestros gatos eran más vocales con el dueño que con el extraño al dejarles con la otra persona, no vimos ninguna evidencia adicional que sugiera que la unión entre un gato y su dueño era la de un apego seguro”, explica Daniel Mills, líder del estudio.

El estudio ha sido publicado en la revista PloS One.
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