Tras comparar el genoma de los perros domésticos con el de los lobos, de quienes es probable que se separaran evolutivamente hace unos 10.000 años en algún lugar de Asia, un equipo de investigadores de la Universidad de Uppsala (Suecia) ha descubierto que la domesticación del perro fue posible gracias una evolución de su aparato digestivo que le permitió ingerir una dieta rica en almidón, más parecida a la de los seres humanos.
Según publica la revista Nature, los investigadores analizaron secuencias del genoma que muestran clara diferenciación entre ambos animales, y llegaron a la conclusión de que los perros evolucionaron para adaptar su sistema digestivo a una dieta rica en almidón -el carbohidrato más importante de la alimentación humana-, que el intestino canino es capaz de fragmentar en azúcares que circulan por su sangre. "El gen de la amilasa, la primera enzima que interviene en la digestión del almidón, tiene muchas más copias en los perros que en los lobos", explica Erik Axelsson, coautor del trabajo. "Esto fue crucial para que los primeros canes subsistieran a base de vegetales y cereales", añade. De acuerdo con los científicos, los resultados muestran que la domesticación canina estaría conectada con el desarrollo de la agricultura, y que fue en los primeros asentamientos humanos donde aparecieron también los perros.
Además de la adaptación en el sistema digestivo, los científicos han hallado diferencias en genes que afectan al desarrollo del cerebro del perro, y que podrían explicar por qué el comportamiento de "el mejor amigo del hombre" es tan diferente del de sus parientes más cercanos, los lobos salvajes. "Para adaptarse a una vida cerca del ser humano, para estos animales fueron igual de importantes los cambios en la dieta que los cambios en el comportamiento", subraya Axelsson.
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