El perro adulto adoptado ya ha tenido experiencias previas en otros
entornos, pudiendo haber sufrido un abandono, y esa circunstancia lo hace
especial. Se trata de una experiencia traumática para un animal social como
el perro. Por este motivo puede estar temeroso y necesitar más paciencia
de lo habitual.
Proporcionar al animal un sitio caliente y tranquilo de la casa le ayudará
a sentirse confi ado. El perro debe conocer cuál es su lugar, dónde dirigirse para comer, beber o realizar sus necesidades, y debe ofrecérsele
un sitio para dormir. Los primeros días en casa debe encontrar un ambiente
relajado, poco estresante. Las caras nuevas a cada instante no convienen: mejor que primero reconozca bien a quienes van a ser sus dueños, es decir, sus amigos.
La presencia de niños en casa podría alterar este ambiente sosegado
que precisa nuestro perro estos primeros días. Si tenemos niños en
casa, es importante explicarles lo mal que lo ha pasado y que deben dejarlo
descansar. Ya tendrán tiempo para jugar juntos cuando el ambiente se
haga propicio. Es imprescindible que todo contacto inicial sea bajo la vigilancia
estrecha de un adulto, especialmente por la seguridad de los propios
niños. También es importante que, desde el principio, tomen conciencia de
la necesidad de respetar sus horarios de comidas, descanso, etc.
Si siente miedo, podría escaparse y huir, por lo que conviene salir a la
calle con el perro siempre sujeto con una correa, y no soltarlo. Los paseos
serán cortos los primeros días, puesto que podrá mostrarse asustado; algo
usual ya que no conoce ni quién lo lleva, ni el lugar por dónde camina.
El acercamiento con el perro acogido debe ser paulatino. Y antes
de soltar al animal conviene asegurarse de que no corre ningún peligro.
Es aconsejable que las primeras veces que lo soltemos sean en sitios cerrados,
donde no pueda marcharse; hasta estar seguros de que acude a
nuestra llamada.
Existen diversas publicaciones “on line” que pueden ser consultadas
para obtener más información como nuevo propietario de un perro .
Recuerde también que su veterinario será quien en última instancia
mejor le podrá orientar sobre cómo cuidar a su perro. Pídale consejo siempre
que no necesite, estará encantado de poder ayudarle.
PREVENCIÓN DE ANSIEDAD POR SEPARACIÓN
La ansiedad por separación se produce por la incapacidad del
perro para gestionar la separación de su propietario. El estrés que le
genera la ausencia suele comenzar en el momento en que el animal
percibe que se va a producir una salida o cuando no puede tener acceso
al propietario.
Los perros adoptados suelen presentar signos de ansiedad
por separación, ladridos, gemidos, aullidos, destrozos e incluso orinarse
cuando se quedan solos. Los perros adoptados sufren numerosos cambios
en su entorno, esto les produce un desequilibrio emocional.
Este desequilibrio hace que estos perros desarrollen un hiperapego hacia
el nuevo propietario, este apego excesivo es patológico y les genera
un estado de ansiedad grave en ausencia del propietario. Por
ello la clave para prevenir los signos es establecer un apego sano y equilibrado
y reducir los niveles de ansiedad.
Pautas preventivas:
1. Control del entorno: En el mercado existen feromonas caninas que
pueden ayudar en diversas situaciones de ansiedad y miedo. Consulte
a su veterinario.
2. Generar una relación afectiva sana. Una relación afectiva sana se
basa en reducir el hiperapego y dependencia del propietario.
Cuando el perro solicita atención de forma insistente debemos ignorarle,
es decir, evitar hablarle, mirarle o acariciarles y solamente prestarle
atención cuando el animal permanece tranquilo. Lo haremos con una
palabra amable o una caricia, premiando de esta forma su actitud sosegada.
3. Reducir el valor predictivo de las salidas. Esta medida tiene como
objetivo disminuir la ansiedad que muestra el animal cuando prevé que
vamos a salida de casa y dejarle solo. Para ello debemos reproducir
nuestro ritual de salida, utilizando siempre la misma rutina (ponerse zapatos,
abrigo, coger las llaves, …) en distintos momentos sin llegar a
salir, Realizarlo en distintos horarios, si es posible variar varias veces por
semana. El mensaje que recibe el animal con este ejercicio es: “aunque
veas que me voy a marchar, al fi nal no me voy, por tanto no es necesario
que te pongas nervioso”
4. Cambiar las rutinas de salida y regreso a casa. Es posible que
nuestro perro se muestre excitado cuando nos preparamos para salir
de casa, dejarle solo o cuando regresemos. Si premiamos este comportamiento
con atención y caricias estaremos fomentando la ansiedad y
la dependencia ante la ausencia del dueño. Por ello debemos evitar las
despedidas y los saludos efusivos al llegar. Ignorando el animal 30 minutos
antes de salir y a nuestro regreso solo prestarle atención cuando
se muestre tranquilo.
Muy importante suprimir el castigo al llegar a casa a pesar de encontrar
destrozos u orina. El castigo a destiempo genera inseguridad e
incosistencia en las señales que recibe el animal. La inseguridad potencia
la ansiedad, por tanto el castigo al llegar a casa genera más
ansiedad por separación.
5. Salidas reales: La realidad es que necesitamos salir de casa al trabajo
etc. El objetivo es desviar la atención del animal del momento en que
se produce la salida, con un refuerzo positivo que lo motive altamente.
Podemos usar un juguete interactivo, que se pueda rellenar de comida.
Lo dejaremos en el suelo sin interactuar con él NO HABLAR NO MIRAR.
Para que esto no se convierta en una señal de salida que le haga predecir
la ausencia, utilizar juguetes interactivos o similares también en
otras situaciones y contextos.
Puede ocurrir que a pesar de tomar las medidas, el perro desarrolle
síntomas de ansiedad por separación, destrozos, eliminación
inadecuada y ladridos cuando se queda solo, en ese caso puede ser
necesaria la ayuda de un veterinario experto en comportamiento,
para valorar el control farmacológico de la ansiedad y la realización
de un protocolo de terapia individualizado para el perro, propietario y
su entorno.
MANEJO DE PERROS MIEDOSOS
Los perros con miedo responden con la huida, se suelen mostrar
esquivos y tímidos. Su postura corporal es agazapada hacia el suelo, cola
baja y orejas agachadas. Otros signos de miedo, son dilatación pupilar que
les proporciona una mirada típica, hipersalivación, jadeo, ladridos, postura
de congelación o bloqueo cuando son manipulados o acariciados.
Un perro con fobia/miedo percibe determinados estímulos
como peligrosos para él, pero esta percepción es variable en función
del entorno. Por ejemplo, para un perro puede que escuchar un
ruido durante el día cerca de su casa no suponga un problema, pero el
mismo ruido durante la noche le pone alerta de un posible peligro para él y
su manada. Por ello los perros con miedos, empeoran por la noche porque
la menor percepción por la escasa luz les hace estar más inseguros, en
tensión y más reactivos.
NORMAS DE ACTUACIÓN EN SITUACIONES QUE GENERAN MIEDO Y ESTRÉS
El error más frecuente que se comete es reforzar de forma involuntaria
su miedo. Cuando un perro reacciona con miedo, intentamos
calmarlo con caricias y un tono de voz tranquilizador. Con esta forma
de actuar, estamos en realidad premiando la actitud del perro.
Por tanto ante estas situaciones en las que el animal reaccione con
signos de miedo, debemos IGNORAR. Recuerde que Ignorar signifi ca que
no debemos hablarle, mirarle o acariciarle.
En situaciones de miedo, la correa debe ir sin tensión ya que la presión
en su cuello no ayuda a conseguir un estado de calma.
Sólo hay que premiar con comida cuando se muestre desinteresado
del estímulo o no muestre miedo.
El protocolo de terapia para perros con miedo ha de ser muy individualizado.
La valoración de la intensidad de respuesta de miedo que tiene
el perro es muy importante para pautar las medidas a llevar a cabo e iniciarlas
cuanto antes.
DECÁLOGO DE NECESIDADES DEL PERRO
Para terminar, enumeramos en diez puntos el conjunto de elementos que como propietarios de un perro tendremos que tener en cuenta desde el primer día que llegue a nuestra casa:
1. Garantizar que se satisfacen siempre las necesidades del animal,
tanto las consideradas básicas (alimentación, higiene, cuidados veterinarios,
etc.), como el contacto social.
2. Aprender a conocer e interpretar correctamente el lenguaje de la
especie (en este caso, el perro).
3. Socializar y habituar correctamente a nuestro animal.
4. Promover hábitos higiénicos adecuados.
5. Proporcionar estímulos sufi cientes.
6. Ignorar y evitar conductas no deseadas.
7. Premiar los comportamientos apropiados.
8. Evitar el castigo.
9. Proporcionar consistencia y estructura a las relaciones en casa.
Establecer y respetar una rutina diaria.
10. Realizar cualquier cambio gradualmente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Revisaremos tu comentario y lo publicaremos próximamente