Por su agilidad y fortaleza, y por su
habilidad de caer sobre sus patas, se dice popularmente que tienen siete vidas,
nueve en el mundo anglosajón, en ambos casos un número considerado de la buena
suerte.
Por cuestiones culturales, en Occidente
no se acostumbra comer gatos. Este hecho, la ingesta de carne de gatos, perros
u otros animales de compañía, suele causar repulsión entre la población. No
obstante la expresión «dar gato por liebre» proviene de la sospecha de que los
venteros, cuando no tenían liebre o conejo, servían carne de gato.
La costumbre de agarrar a los gatos por
la cola, daría lugar a la expresión «buscarle cinco patas al gato»,
refiriéndose a la cola como «quinta pata» y significando una búsqueda de
explicaciones rebuscadas sin demasiado fundamento.
Debido a su carácter nocturno, y a que en
la oscuridad es más difícil distinguir los colores, aparece la expresión «de
noche todos los gatos son pardos» refiriéndose a la falta o poca relevancia de
las diferencias entre lo que se menciona, o a la dificultad de distinguir
dichas diferencias. Proviene de la referencia a que en la oscuridad de la
noche, es más fácil ocultar los defectos de una mercancía.
Los cascabeles usados para espantar la
presa del gato, dan lugar a la expresión «ponerle el cascabel al gato»,
refiriéndose a la fuerza de los más débiles para doblegar la voluntad de
alguien más poderoso. Originaria de una fábula del s. XIV, esta expresión fue
popularizada por Félix María Samaniego, así como por Lope de Vega en su poema
«La esclava de su galán».
El Profeta Mahoma, fundador del Islam, le
gustaban mucho los gatos quienes lo acompañaban en su casa y en sus
predicaciones. Una leyenda de Turquía afirma que les permitió entrada al
paraíso y que siempre caen de pie porque el Profeta gustaba de acariciarles el
lomo.66 Otra leyenda asegura que, cuando su gata favorita llamada Muezza, se
quedó dormida sobre la manga de su túnica, prefirió recortar la manga que
despertarla (algunas leyendas afirman que es, a partir del afecto de Muezza que
Mahoma permite entrar a los gatos al paraíso y caer siempre de pie). La
predilección de Mahoma por los gatos ha provocado que en algunos países
musulmanes se les tengan especiales cuidados y cariños.
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